Nuestras economías no podrán reducir su huella de carbono ni frenar el cambio climático si no cambiamos la forma en que producimos energía.
Y aun así, en un momento en que la necesidad de hacer cambios es acuciante, parece que de repente han surgido numerosos obstáculos para la transición energética:
- Los precios del petróleo se han disparado desde que Rusia invadió Ucrania
- La necesidad de gas en Europa está afectando a los mercados de Asia y EE. UU.
- Los precios de la gasolina se resienten por la falta de capacidad de refino
- El carbón vuelve a hacer acto de presencia
Dependencia de combustibles fósiles = Inseguridad energética
Todo esto sucede en un momento en que los combustibles fósiles siguen representando cerca del 82 % del suministro energético mundial (en 2021), mientras que las energías eólica y solar representan menos del 5 %:
Suministro mundial de energía
Fuente: BP, IEA, 2021[1]
Mientras Europa busca nuevas fuentes de combustibles fósiles y el resto del mundo aprende a hacer frente a unos precios del gas meteóricos, surgen importantes preguntas.
¿Se ve realmente amenazada la necesidad de una acción climática urgente por la creciente atención de los Gobiernos en la seguridad energética?
¿O resultarán las preocupaciones en materia de seguridad, en realidad, útiles para los tan necesarios planes de transición?
Descubra los hechos y las respuestas en el nuevo informe de Vincent MEULEMAN, gestores de la estrategia climática de Candriam.
[1] Perspectivas sobre la energía mundial para 2021 - Análisis - AIE