La IA está acelerando la investigación científica, el desarrollo de infraestructuras, las comunicaciones y las finanzas, además de contribuir a la lucha contra el cambio climático
La inteligencia artificial generativa ("Gen AI") es cada vez más importante tanto para los gobiernos como para las empresas. Desde el punto de vista gubernamental, lo demuestra la intensificación de la carrera por la IA en Estados Unidos, que sigue impulsando grandes iniciativas como el programa de IA Stargate, dotado con 500.000 millones de dólares, y China, que quiere alcanzar la autosuficiencia y convertirse en líder en este campo gracias a los avances en IA de código abierto y bajo coste de DeepSeek.
Desde el punto de vista de las empresas, puede que aún sea "demasiado pronto" para saber con certeza qué sectores podrán aprovechar la IA para mejorar sus márgenes y obtener una ventaja competitiva. Sin embargo, no cabe duda de que la IA está acelerando la investigación científica, el desarrollo de infraestructuras, las comunicaciones y las finanzas, y tampoco debe pasarse por alto su contribución a la lucha contra el cambio climático.
En nuestra opinión, la IA es un tema de inversión a largo plazo y polifacético, con interesantes oportunidades de inversión que surgen tanto de los proveedores de infraestructuras de IA como de quienes la adoptan. Los proveedores de infraestructuras de IA, como los productores de chips de IA dedicados, los centros de datos y los hiperescaladores, ya se han beneficiado del despliegue de la IA Gen. La prueba está en el enorme gasto de capital de los hiperescaladores, como Meta Platforms, Alphabet, Amazon y Microsoft, ya que solo Meta Platforms destinará entre 60.000 y 65.000 millones de dólares a inversiones en IA de aquí a 2025[1]. Incluso en caso de moderación de las inversiones, éstas se verían contrarrestadas por el crecimiento de la demanda global de IA resultante del aumento de la eficiencia de sus modelos, según la paradoja de Jevons (la paradoja de Jevons afirma que el aumento de la eficiencia en el uso de los recursos suele conducir a un mayor consumo global de ese recurso, en lugar de a una reducción, debido a la disminución de los costes y al aumento de la demanda). En una segunda fase, estamos convencidos de que los primeros adoptantes, como SAP, Salesforce y ServiceNow, desbloquearán el potencial de eficiencia.
En términos de adopción, está claro que la investigación científica es sin duda uno de los campos en los que la IA está teniendo un impacto real. Si consideramos la investigación oncológica y, en concreto, la teranóstica, es decir, la medicina nuclear aplicada al diagnóstico y tratamiento del cáncer, la inteligencia artificial desempeña un papel crucial en el desarrollo clínico (desde el análisis de imágenes hasta la administración de la terapia), incorporando también factores específicos del paciente. La inteligencia artificial permite no sólo mejorar los resultados diagnósticos y terapéuticos, sino incluso acelerar la investigación médica y el desarrollo de fármacos.
Éste es sólo uno de los muchos casos en los que las aplicaciones concretas de la IA ya están transformando las industrias, reforzando su papel como poderoso motor de la economía mundial con importantes implicaciones positivas para la sociedad. Aprovechando nuestra profunda experiencia tecnológica, reconocemos que, aunque la adopción de la IA presenta retos -como la privacidad y la seguridad de los datos-, también ofrece oportunidades. La clave reside en aprovechar todo su potencial al tiempo que se abordan de forma proactiva los problemas éticos y de seguridad. Los inversores pueden desempeñar un papel vital en la configuración de un futuro de IA responsable invirtiendo selectivamente en empresas y segmentos que den prioridad a la implantación segura y sostenible de la IA.
[1] Fuente: https://www.reuters.com/technology/meta-invest-up-65-bln-capital-expenditure-this-year-2025-01-24/
